Guíe A Su Hijo A Aceptar

A Jesús Como

Su Salvador Y Señor

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"El que no naciere de agua y del Espíritu, no puede entrar en el reino de Dios. La que es nacido de la carne, carne es; y lo que es nacido del Espíritu, espíritu es. No te maravilles de que te dije: Os es necesario nacer de nuevo" (Juan 3.5-7).


Sin el Espíritu de Dios, los niños no pueden realmente conocer a Dios o entender la Biblia. AI nacer de nuevo por su Espíritu, pueden disfrutar y ejercer todos los maravillosos privilegios de ciudadanía en el maravilloso reino de Dios (Efe­sios 1.1-2.10).

¿Cómo vamos a guiar a nuestros hijos a una relación de amor eterno con Cristo Jesús?

Ore para que Dios prepare sus corazones. EI nuevo naci­miento espiritual es obra de Dios, no nuestra (Juan 6.44). Nosotros simplemente cooperamos con el proceso de Dios.

Ponga el fundamento. Incluya a Jesús en sus conversacio­nes. Deje que sus hijos le escuchen hablar de Él. Ore con ellos. Hable acerca de como Él le ayuda cada día. Haga comentarios tales como, «Jesús entiende. Él está triste cuando usted está triste. Pregúntele a Jesús que quiere que hagamos».

Espere el tiempo de Dios. Mientras usted espera ver señales de sinceridad, este preparado para el momento oportuno. Quizás este llegue en un tiempo de necesidad especial para consuelo y fortaleza. o cuando un hijo le demuestra por sus preguntas que realmente quiere conocer y seguir a Jesús.

Explique las verdades básicas de la salvación. Guíe a su hijo a través de estos pasos, luego pregúntele si qui ere orar para recibir a Jesús. Si dice no, dígale que podrá hacer esa oración en cualquier momento por si mismo con los mismos maravillo­sos resultados.

Si su hijo quiere orar solo, sugiérale que lo haga y después venga a usted y se lo diga. No olvide la fecha. Recuérdela como el cumpleaños más especial.

Dios le ama. Él quiere que usted sea parte de su familia especial, y que viva con Él en su reino invisible. «Dejar a los niños venir a mí y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de Dios» (Lucas 18.16).

Por usted mismo, usted no puede venir a Dios. Dios es santo y perfecto y no puede dejar que ningún pecado entre en su reino. El pecado nos separa de Él (Isaías 59.2). «Por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios» (Ro­manos 3.23). Piense en las diferentes clases de pecados, tales como el orgullo, la envidia, la mentira, querer seguir nuestro propio camino. ¿Puede usted ser completamente libre de ellos? No puede, no importa cuánto se esfuerce por conseguirlo.

Jesús abrió camino para usted. Él dijo: «Yo soy el cami­no [...] Nadie viene al Padre sino por mi» (Juan 14.6). Él murió en la cruz, tomando el castigo por sus pecados. «Porque de tal manera amó Dios al mundo, que dio a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, sino que tenga vida eternal> (Juan 3.16).

Usted debe invitar a Jesús a venir y vivir en usted. «A todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios» (Juan 1.12). Con su perfecta vida interior, usted puede vivir y caminar con Dios para siempre.

Su oración debe incluir confesión (admitir que usted es un pecador), arrepentimiento (volverse de sus caminos errados y seguir a Jesús), fe (confiar que Jesús murió y resucitó para salvarle del pecado) y la invitación.

Haga una oración más o menos como esta: «Querido Jesús, sé que he pecado y no merezco ser tú hijo. Pero, creo que tú moriste por mí y me has perdonado. Por favor, ven a mi corazón. Gracias».

De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron, he aquí todas son hechas nuevas (2 Corintios 5.17).